lunes, 10 de diciembre de 2007

PRÓLOGO AL LECTOR

Divulgada ya la fama acerca de la novedad de las hipótesis de esta obra, que considera que la tierra se mueve y que el sol esta inmóvil en el centro del universo, no me extraña que algunos eruditos se hayan ofendido vehementemente y consideren que no se deben modificar las disciplinas liberales constituidas correctamente ya hace tiempo. Pero si quieren ponderar la cuestión con exactitud, encontraran que el autor de esta obra no ha cometido nada por lo que merezca ser reprendido. Pues es propio del astrónomo calcular la historia de los movimientos celestes con una labor diligente y diestra. (…). (De revolutionibus pág 13).

Y en la introducción manifiesta la necesidad de analizar con más detenimiento los fenómenos que se presentan en los cielos afirmando: “(…) incluso Plutarco, cuando habla del giro anual del Sol, dice: hasta ahora, el movimiento de los astros ha vencido la pericia de los matemáticos. (…)”.

Son estas palabras las que darán un giro radical a la concepción del mundo en la mentalidad medieval; y las que convertirán a Copérnico en símbolo de Emancipación intelectual.

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