lunes, 10 de diciembre de 2007

HELIOCENTRISMO

Para comprender mejor el problema en cuestión definiremos la teoría heliocéntrica de Copérnico tal como la presenta la Enciclopedia virtual Microsoft Encarta (2006):
La teoría de Copérnico establecía que la Tierra giraba sobre sí misma una vez al día, y que una vez al año daba una vuelta completa alrededor del Sol (ver anexo A). Además afirmaba que la Tierra, en su movimiento rotatorio, se inclinaba sobre su eje (como un trompo) (ver anexo B). Sin embargo, aún mantenía algunos principios de la antigua cosmología, como la idea de las esferas dentro de las cuales se encontraban los planetas y la esfera exterior donde estaban inmóviles las estrellas.
Por otra parte, esta teoría heliocéntrica tenía la ventaja de poder explicar los cambios diarios y anuales del Sol y las estrellas, así como el aparente movimiento retrógrado de Marte, Júpiter y Saturno, y la razón por la que Venus y Mercurio nunca se alejaban más allá de una distancia determinada del Sol. Esta teoría también sostenía que la esfera exterior de las estrellas fijas era estacionaria.
Una de las aportaciones del sistema de Copérnico era el nuevo orden de alineación de los planetas según sus periodos de rotación (ver anexo c). A diferencia de la teoría de Tolomeo, Copérnico vio que cuanto mayor era el radio de la órbita de un planeta, más tiempo tardaba en dar una vuelta completa alrededor del Sol. Pero en el siglo XVI, la idea de que la Tierra se movía no era fácil de aceptar y, aunque parte de su teoría fue admitida, la base principal fue rechazada.
Estas ideas surgieron en la mente del astrónomo tras conocer los trabajos de antiguos griegos como Aristarco de Samos (310-230 A.C.) de quien se hace la siguiente referencia: “(…) según el testimonio de Arquímedes (…) Aristarco emitió la hipótesis de que tal vez las estrellas fijas y el sol sean inmóviles, que la tierra gire alrededor del sol describiendo un circulo, ocupando el sol el centro de la orbita (…)”. Arnaldez, Beajeu y otros (1971).

Sin contar que intento medir las distancias del sol y de la luna desde la tierra, fracasando en su objetivo a falta de instrumentos con la precisión necesaria. Otro astrónomo que influyó en él fue Hiparco de Nicea (C. 190-120 A.C.) que es reconocido como el astrónomo más importante de su época, lo poco que se conoce de sus estudios proviene de la obra “Almagesto” de Tolomeo en donde se hace referencia a su descubrimiento de la precesión de los equinoccios y al gran catálogo de estrellas que organizó, allí realiza el estudio de más de 800 estrellas. En opinión de Arnaldez, Beajeu y otros (1971):

(…) su obra vale menos por la invención teórica que por el establecimiento de datos precisos y por la precisión de resultados seguros que dan origen a un limitado numero de descubrimientos esenciales (…). (…) A su muerte, no hubo científicos con arrestos suficientes para recoger su herencia y llevar a término la tarea que había emprendido. Pero no se perdió su obra ni se olvido su ejemplo.
(…) La antigüedad poseyó, pues, los elementos de la cosmología moderna (…).

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